Las 7 maravillas del sentido del humor en Oratoria
- Nhuna Daiana Jiménez
- 12 ago 2020
- 3 Min. de lectura

¿Eres de los que cuenta un buen chiste en medio de su presentación para hacer más amena la conversación con la audiencia o para hacer una referencia que te ayude a explicar mejor un tema? ¡Qué bueno! Porque considerar el humor y la risa como elementos del discurso es de gran utilidad y valor cuando se hace apropiadamente.
La risa y el buen humor son excelentes recursos en Oratoria porque contribuyen a entregar mejor nuestro mensaje, a conectar mucho más y de manera genuina con la audiencia y, ¿por qué no? a hacer realmente memorable tu presentación.
Hay al menos 7 buenas razones para que consideres hablarle a tu público con buen sentido del humor y te las cuento enseguida:
1. Sirve para romper el hielo
El comienzo de la presentación debe ser impresionante. Entregar al inicio algún elemento gracioso a la audiencia te permite tanto al público como a ti relajarse, ayuda a que se alivien las tensiones generadas por las expectativas que tienen unos de otros, funciona como instrumento para promover desde el principio una buena actitud y un ambiente grato, con mejor disposición para escuchar.

2. Ayuda a crear conexión con la audiencia
Mostrar la capacidad que tienes de reírte, especialmente de ti mismo, te muestra humano y cordial. Especialmente en ocasiones en las que te encuentres en una posición de autoridad, utilizar el sentido del humor servirá para transmitir cercanía, complicidad y estrechar vínculos con el público. Porque es fácil identificarse con quienes ríen. Por otro lado, la risa es adictiva, lo que significa que una dosis de buen humor es un gran elemento motivador y atrayente.
3. Contribuye a incitar la calma
En situaciones de hostilidad, utilizar el humor con un claro sentido del olfato, de la prudencia y la oportunidad, puede ser la herramienta clave para aliviar tensiones en el marco de una confrontación, ante poca receptividad o controversia.

4. Estimula el interés del público
El buen humor evitará que tu presentación se vuelva aburrida y puede servir para captar la atención de la audiencia cuando sientas que se está perdiendo el interés. Dice el experto Robert "Bob" Pike*, al referirse a sus leyes de aprendizaje, que los adultos son niños en cuerpos grandes, así que en la medida que procures divertir y entretener a tu público captarás su atención y mantendrás su interés en tu discurso.
5. Favorece la recordación
El sentido del humor está muy relacionado con la memoria, porque las personas recuerdan con mayor facilidad las situaciones que le resultan graciosas o divertidas. Igualmente, al comentar sus 5 leyes de aprendizaje, Bob Pike resalta que el aprendizaje es directamente proporcional a la diversión que se tiene; disfrutamos mucho de lo que nos hace reír y lo recreamos con gusto en nuestra mente, por ello es siempre memorable. Entregar un mensaje importante en un marco de buen humor es entonces muy poderoso, porque tenemos mayor garantía de permanecer en la memoria del público.
6. Tiene un enorme poder persuasivo
Utilizar el buen humor en nuestro mensaje, en su justa medida, permite que nuestras palabras sean mejor recibidas, interpretadas y aceptadas. Un discurso que evoque la risa va directo al cerebro emocional, logrando en la audiencia una actitud más receptiva e incrementando tus posibilidades de convencer.

7. Logra causar una mejor impresión
La cercanía y complicidad que el sentido del humor permite transmitir hacia la audiencia promueve en el público la valoración positiva del orador. Una presentación que resulta divertida, con toda seguridad, incide en que el presentador sea evaluado de manera más favorable.
En definitiva, el sentido del humor es un medio poderoso para hacer llegar nuestro mensaje a los demás. Ahora bien, no olvides que es simplemente un instrumento para mejorar tu estilo, amenizar tu discurso e impactar positivamente en otros.
Es una herramienta para desarrollar de manera más efectiva tu comunicación con los demás, por lo tanto, debes aprender a utilizarla, de forma natural, auténtica y sin abusos. Porque ya lo resaltó Oscar Wilde*, “El humor es caviar, no lo extienda como si fuera mermelada”
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